5/28/2008

La política agropecuaria del peronismo en la década del 46/55
















Por Alfredo Silletta, Licenciado en Comunicación Social de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, especial para Agencia NOVA.

El mayor rechazo del campo a la política económica del primer gobierno de Perón fue la creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio) que se encargaba del control estatal del comercio exterior.

El IAPI se convirtió en el único comprador de las cosechas de cereales y oleaginosas y vendedor de los mismos en el exterior, actuando asimismo como comprador de los productos que se importaban. Así, luego de cubrir las necesidades del consumo interno, realizaba la venta de los saldos exportables negociando con los representantes de las entidades estatales de gobiernos compradores.

Este sistema de comercialización le permitió al productor tener asegurado un precio sin depender de los grandes productores. En un plazo de 12 días, el productor cobraba el 100% del importe de su cosecha en una sucursal bancaria de la zona.

El economista Aldo Ferrer explicó así el funcionamiento del IAPI: “En 1950, por ejemplo, mientras el tipo de cambio al cual debían los exportadores vender las divisas generadas por sus exportaciones era de 5 pesos por dólar, el tipo de cambio de equilibrio entre la oferta y la demanda de divisas debía ser superior a 15 pesos por dólar. Esto reducía obviamente los ingresos del sector agropecuario en el cual se originaba el 100 % de las exportaciones argentinas. A su vez, las divisas así adquiridas por el Banco Central eran vendidas a los industriales y otros usuarios de materias primas, productos intermedios, combustibles, maquinarias y equipos importados a un tipo oficial de venta de cambio de equilibrio. Los usuarios de las divisas se beneficiaban, pues, con los ingresos que no recibían los productores agropecuarios y, en la medida en que el abaratamiento de las importaciones de aquellos bienes contribuía a reducir los costos de producción, toda la población se beneficiaba de esta translación de ingresos”.

Con la caída del peronismo en 1955 el IAPI fue disuelto y el proceso de desindustrialización comenzó en la Argentina, el cual se agudizo año tras año hasta llegar a la debacle de los años noventa con la privatización de todas las empresas del Estado.

Esta política llevo a una desocupación altísima y el sistema neoliberal estallo en la crisis del 2001 con riesgo serio de perder la democracia y entrar en la anarquía total.

Con default, sin dinero en los bancos y con una pobreza que llegaba a un 35 por ciento de los argentinos, el peronismo se hizo cargo del país implementando rápidamente planes sociales que cubrieron más de un millón de argentinos. Con un Estado desmantelado por la política de los noventa se aplicaron retenciones a la exportación para financiarlos a partir de marzo del 2002.

Las retenciones tienen la lógica de un Estado que recauda para poder distribuir mejor. Como ha señalado el gobierno, en los últimos años se invirtieron 3.600 millones de dólares en obras hídricas para recuperar 8 millones de hectáreas para cultivo que hay quintuplicado su valor inmobiliario.

El gasoil esta subsidiado para el campo y también el sector lechero y el gobierno mantiene un dólar alto para que el campo sea competitivo a nivel internacional. Si el gobierno no tratara de regular las exportaciones y suspendiera los subsidios al campo el kilo de pan, el tomate o la leche costarían cuatro veces más.

El Estado en cualquier país del mundo ordena su economía. En Chile, una de las economías más liberales de la región, el Estado se apropia del 100% de la renta total del cobre y lo exporta en forma directa ya que considera que es un recurso estratégico.

Esto hacía la Argentina de Perón con el IAPI y lo hace hoy Venezuela con su petróleo. En estas horas, el gobierno nacional apura un proyecto de ley en la Cámara de Diputados para darle más atribuciones a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), con lo cual tendrá capacidad de comprar y vender alimentos con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y evitar los desfasajes de precios entre el mercado local y el internacional.

La idea es que además el organismo estatal pueda comprarles la cosecha a los productores y asegurarles precios plenos y que tenga capacidad de exportación. No es el IAPI, pero es un avance importante.

Néstor Kirchner trabajó en silencio durante los últimos cinco años en la reconstrucción del Estado Nacional a partir de un plan económico que incorporó al consumo a millones de argentinos que estaban fuera del sistema.

“La Patria somos todos”, dice el ultimo slogan del gobierno de Cristina. Es verdad, pero no todos pensamos igual en esta etapa de redistribución del ingreso y los que más tienen no quieren repartir nada. Será la batalla más difícil del gobierno.


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From: marioenrique, 1 hour ago