En una nota firmada por el ex diputado provincial Guillermo Faviano (UCR 1983-87), aparecida ayer en La Mañana, que mediante Laura Morelli se ocupa de la vida de Hipólito Yrigoyen, en el Suplemento "La Rosa Blanca", se refiere sintéticamente al ex presidente, quien tuvo sus campos en Norberto de la Riestra, partido de 25 de Mayo y en el Museo Paula Florido se conserva la volanta en que viajaba.
"Un político como Hipólito Yrigoyen, escribe Faviano, hoy valdría muy poco, porque ya no se concibe a la política como una misión, como un compromiso real que sirva a la sociedad, sino como una manera de ocupar sucesiva e interminablemente cargos públicos, generalmente desprovistas de esencia y de ideales, de programas y de proyectos. Es una carrera personal, así como alguien en una empresa o en la administración pública va escalando posiciones con el transcurso del tiempo, del mismo modo ven hoy a la política, la mayoría de los políticos.
Sus revoluciones, sus campañas, sus recorridas por el país, eran financiadas con sus propios recursos; como (Marcelo T. de) Alvear, que vendía las estancias que heradaba de su familia para solventar al radicalismo proscripto en la década del 30-
Yrigoyen era aclamado por las multitudes, pero no pronunciaba discursos, ni salía a saludar. No difrutaba en absoluto con el cariño popular. Se molestaba cuando reverenciaban su persona. Se le decía "el peludo" porque permanecía en "su cueva", en su casa. Era poco afecto a las relaciones sociales y las visitas de mera ocasión o protocolo".
Si alguna enseñanza podríamos obtener del ex presidente es que para él la política se hacía con el pueblo, pero no adulándolo ni dejándose adular por las multitudes, sin ser guiado por ellas, sino más guiándolas como corresponde a los verdaderos conductores, dice el ex diputado. Mucho se habla hoy de la República pero pocos explican de qué se trata y muchos menos se habla de las virtudes que ella exige. La austeridad republicana es una de ellas.
