1/25/2014

Yousef Bey Karam. Un héroe libanés

 
Un miembro de FB preguntó que quien era Yousef Bey Karam. Se pueden escribir libros sobre el gran héroe que luchó contra el imperio otomano. Si tienen un poco de tiempo, les doy una semblanza de este gran libanés, aunque es larga. 

Youssef Karam nació en la villa de Ehden, Norte Líbano, el 5 de mayo de 1823, hijo del shaikh Boutros Karam, entonces gobernante de esa aldea y el distrito adyacente. Su madre se llamó Mariam, hija del shaikh Antonius Abi Khattar Al Ayntouri. 

Comenzó su educación desde edad temprana y resultó ser un buen estudiante. A los 7 años hablaba arameo, árabe, francés e italiano. Recibió clases privadas de combate, equitación, esgrima y tiro al blanco y fue un católico maronita muy devoto. 

En 1840, a los 17 años, luchó al lado de su padre y de su hermano mayor contra el ejército egipcio en las batallas de Hayrouna y Bazoun, mostrando sus habilidades militares y dotes de líder, con lo que su influencia en el área creció al grado de que al fallecer su padre en 1846, fue nombrado gobernante. Su reputación como militar y político creció. Karam obtuvo admiración y reconocimiento en su distrito y se convirtió en una personalidad poderosa de la política libanesa. Su fama no lo alejó de la iglesia católica maronita ni disminuyó su lealtad al Patriarcado de la misma. En 1858, cuando los granjeros del distrito de Kesrwan preparaban una rebelión contra los propietarios de tierras, el Patriarca Pablo Masaad pidió a Karam restaurar la paz. El héroe intervino y evitó un conflicto largo y sangriento. 

Pero su vida no fue pacífica, pues Turquía provocaba líos entre druzos y maronitas, haciendo a los primeros sentirse amenazada por la presencia creciente de cristianos en su área tradicional. Sin la intervención turca, ambas comunidades hubieran zanjado diferencias, pero los otomanos sembraban una desconfianza que trajo conflictos minúsculos, casi personales, hasta septiembre de 1859, cuando estalló una contienda grave en Beit Mery, un pueblo con grupos religiosos diferentes. La situación se tornó delicada y Karam reunió a los líderes del área en la aldea de Baan, logrando un acuerdo con el gobernante de Trípoli, Abdel Hamid Karami, que mantendría a la región sin choques sectarios. Pero en 1860 la violencia estalló de nuevo entre ambas comunidades; los monjes de algunas villas fueron masacrados. Karam formó un ejército de 500 hombres para proteger a los maronitas de Monte Líbano. El 2 de junio de 1860 fueron al Patriarcado de Bkerke a ofrecer su protección. Karam tenía la convicción de que el conflicto era nutrido por Khorshid Basha, ministro de Asuntos Extranjeros, para justificar la presencia turca en Monte Líbano y debilitar sus llamados a un área soberana. Turquía presionó exigiendo mayores impuestos, con lo cual creó una situación desesperada. Khorshid Basha vio en el patriotismo de Karam una amenaza a sus intereses y convenció a los embajadores europeos que la presencia de Turquía en Monte Líbano era benéfica. Para el héroe lo esencial era mantener la paz entre las facciones confesionales. El embajador francés pidió a Karam detener su marcha hacia Bikfaya, villa cercana a Kesrwan, la cual exigía garantías de seguridad para los cristianos. Días después varias aldeas fueron atacadas por grupos druzos aislados y armados por los turcos, masacrando a 10,000 cristianos. Khorshid ordenó a la marina turca bloquear el paso de alimentos y armas a las áreas cristianas. Pero Karam triunfó en Kesrwan donde la presencia cristiana se reafirmó. 

Barcos franceses arribaron al puerto de Beirut con suministros para romper el bloqueo turco. Al retornar la calma hubo oportunidad de que fuera redactada una nueva Constitución. Dos gobernadores provisionales fueron designados, uno cristiano y el otro druzo. Karam fue gobernador cristiano en el Kaimakam de Líbano, el 17 de noviembre de 1860, restaurando el orden y renovando las instituciones para poder instituir un gobierno honesto. No aceptó extranjeros en su gobierno ni admitió tropas foráneas. 
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La nueva Constitución quedó concluida en junio de 1861, lo que permitió la nominación de un  gobernador por un lapso de tres años. Pero fue un extranjero el designado para el cargo y optaron que fuera un otomano de religión cristiana llamado Daúd Basha. Esto enfureció tanto a cristianos como a druzos, pues ambos luchaban por tener autonomía. Daúd Basha fue un gobernador impopular que recibió una total oposición de la gente, por lo que ofreció a Karam el puesto de Comandante de las Fuerzas Armadas, cargo que este rehusó insistiendo en la autonomía. El basha, furioso, publicó un edicto exiliando a Karam del imperio y Karam se estableció en Turquía de 1861 a 1864, con la consigna de que mientras él permaneciera fuera de Líbano el pueblo tendría un mejor trato. 

En 1864 Daoud Basha renovó su cargo por un lapso de 5 años y Karam retornó a Zgharta donde fue recibido como héroe nacional. El pueblo lo apoyó en sus siguientes pretensiones:  

1. Fin de toda injerencia extranjera en Líbano. 
2. Abolición del 'Mutassarafiya y de la doctrina que prohibía la independencia libanesa.
3. Terminar con los impuestos y los tributos altos. 
4. Abolir el encarcelamiento sin acusación y juicio. 
5. Expulsar a las tropas turcas regulares estacionadas en todo el monte Líbano.

Como respuesta, la presencia de tropas turcas se incrementó y una nueva Constitución fue introducida por Daúd Basha, so pretexto de que los libaneses eran incapaces de mantener la paz. El patriarca maronita imploró aceptar los pedimentos de Karam y liberar a los presos políticos detenidos sin acusación. El gobierno de Daúd Basha rechazó tales súplicas y la situación pasó a una confrontación mayor. Hubo muchas batallas, como la de Maameltain  en enero de 1866. Karam asistía a una misa en la iglesia de Doumit, cuando tropas de Turquía lo atacaron. Ayudado por aldeanos de pueblos vecinos, las derrotó y escribió a los gobiernos europeos explicando la situación y reclamando que defendieran los derechos de su pueblo para gobernarse a sí mismos. Daúd Basha decidió aniquilar a Karam y asestar el golpe final al nacionalismo que había propagado, para lo cual instruyó a su comandante militar, Amín Basha, para tener una reunión con Karam con la presencia del Arzobispo Maronita, Karim Saddah y en ella exigirle lealtad. La reunión fue el domingo 28 de enero de 1866 y Karam dijo que sólo aceptaría la demanda si revisaban su pliego petitorio. Mientras se reunían, Turquía avanzó a sus tropas y el encuentro abortó al darse una violenta batalla. 800 libaneses chocaron con miles de turcos y los derrotaron, victoria que los condujo a otras. Karam nunca perdió con los otomanos. Luego marchó a la casar del gobernador, lo expulsó e instaló un gobierno nacional. Miles de personas se le unieron y Daúd Basha huyó a Beirut donde se reunió con embajadores europeos pidiendo su apoyo.      

Éstos dijeron a Karam que se opondrían a todo gobierno que formara. El embajador galo le ordenó Karam, a nombre de Napoleón III, salir de Líbano para brindar al pueblo garantías de seguridad e implementar las demandas nacionales. Karam rehusó pues dejaría el bienestar de su gente en total riesgo. Fue presionado y el jueves 31 de enero de 1867 dejó el país a bordo un barco francés que lo llevó a Argelia. Recorrió capitales europeas para explicar la aflicción libanesa y enfatizo su deseo de vivir en un estado libre, para el cual pidió cinco millones de francos. Como garantía de pago ofreció hipotecar propiedades muchos libaneses motivando a los franceses a invertir en minas de carbón y en una red ferroviaria. El 7 de abril de 1889 Karam murió de un ataque cardíaco en Razinia, Nápoles, Italia. Sus últimas palabras fueron: Dios... Líbano. Fue enterrado en un templo privado con esta leyenda: Este es el lugar donde descansa Youssef Boutros Karam, el Príncipe de Líbano.


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En septiembre de 1889, su cuerpo fue llevado a su villa natal, Ehden, y enterrado en la iglesia de San Jorge. En septiembre de 1932, una estatua de Karam montado en su caballo, se erigió en su memoria. Sus acciones e ideales siguen inspirando a las generaciones posteriores en la búsqueda de un Líbano libre, soberano y verdaderamente independiente. 

Yo me sacrifico para que Líbano pueda vivir

¿Cuántos de los hacedores de la actual política libanesa harían al menos algo similar? Mmmm…
¿Quien era Yousef Bey Karam.? Se pueden escribir libros sobre el gran héroe que luchó contra el imperio otomano. Si tienen un poco de tiempo, les doy una semblanza de este gran libanés, aunque es larga.

 Youssef Karam nació en la villa de Ehden, Norte Líbano, el 5 de mayo de 1823, hijo del shaikh Boutros Karam, entonces gobernante de esa aldea y el distrito adyacente. Su madre se llamó Mariam, hija del shaikh Antonius Abi Khattar Al Ayntouri. 

Comenzó su educación desde edad temprana y resultó ser un buen estudiante. A los 7 años hablaba arameo, árabe, francés e italiano. Recibió clases privadas de combate, equitación, esgrima y tiro al blanco y fue un católico maronita muy devoto. 

En 1840, a los 17 años, luchó al lado de su padre y de su hermano mayor contra el ejército egipcio en las batallas de Hayrouna y Bazoun, mostrando sus habilidades militares y dotes de líder, con lo que su influencia en el área creció al grado de que al fallecer su padre en 1846, fue nombrado gobernante. Su reputación como militar y político creció. Karam obtuvo admiración y reconocimiento en su distrito y se convirtió en una personalidad poderosa de la política libanesa. 

Su fama no lo alejó de la iglesia católica maronita ni disminuyó su lealtad al Patriarcado de la misma. En 1858, cuando los granjeros del distrito de Kesrwan preparaban una rebelión contra los propietarios de tierras, el Patriarca Pablo Masaad pidió a Karam restaurar la paz.

 El héroe intervino y evitó un conflicto largo y sangriento. Pero su vida no fue pacífica, pues Turquía provocaba líos entre druzos y maronitas, haciendo a los primeros sentirse amenazada por la presencia creciente de cristianos en su área tradicional.

 Sin la intervención turca, ambas comunidades hubieran zanjado diferencias, pero los otomanos sembraban una desconfianza que trajo conflictos minúsculos, casi personales, hasta septiembre de 1859, cuando estalló una contienda grave en Beit Mery, un pueblo con grupos religiosos diferentes. 

La situación se tornó delicada y Karam reunió a los líderes del área en la aldea de Baan, logrando un acuerdo con el gobernante de Trípoli, Abdel Hamid Karami, que mantendría a la región sin choques sectarios. Pero en 1860 la violencia estalló de nuevo entre ambas comunidades; los monjes de algunas villas fueron masacrados. Karam formó un ejército de 500 hombres para proteger a los maronitas de Monte Líbano. 

El 2 de junio de 1860 fueron al Patriarcado de Bkerke a ofrecer su protección. Karam tenía la convicción de que el conflicto era nutrido por Khorshid Basha, ministro de Asuntos Extranjeros, para justificar la presencia turca en Monte Líbano y debilitar sus llamados a un área soberana. 

Turquía presionó exigiendo mayores impuestos, con lo cual creó una situación desesperada. Khorshid Basha vio en el patriotismo de Karam una amenaza a sus intereses y convenció a los embajadores europeos que la presencia de Turquía en Monte Líbano era benéfica. Para el héroe lo esencial era mantener la paz entre las facciones confesionales.

 El embajador francés pidió a Karam detener su marcha hacia Bikfaya, villa cercana a Kesrwan, la cual exigía garantías de seguridad para los cristianos.

 Días después varias aldeas fueron atacadas por grupos druzos aislados y armados por los turcos, masacrando a 10,000 cristianos. Khorshid ordenó a la marina turca bloquear el paso de alimentos y armas a las áreas cristianas. Pero Karam triunfó en Kesrwan donde la presencia cristiana se reafirmó. Barcos franceses arribaron al puerto de Beirut 
con suministros para romper el bloqueo turco.

 Al retornar la calma hubo oportunidad de que fuera redactada una nueva Constitución. Dos gobernadores provisionales fueron designados, uno cristiano y el otro druzo. Karam fue gobernador cristiano en el Kaimakam de Líbano, el 17 de noviembre de 1860, restaurando el orden y renovando las instituciones para poder instituir un gobierno honesto. No aceptó extranjeros en su gobierno ni admitió tropas foráneas. 79 

La nueva Constitución quedó concluida en junio de 1861, lo que permitió la nominación de un gobernador por un lapso de tres años. Pero fue un extranjero el designado para el cargo y optaron que fuera un otomano de religión cristiana llamado Daúd Basha.

 Esto enfureció tanto a cristianos como a druzos, pues ambos luchaban por tener autonomía. Daúd Basha fue un gobernador impopular que recibió una total oposición de la gente, por lo que ofreció a Karam el puesto de Comandante de las Fuerzas Armadas, cargo que este rehusó insistiendo en la autonomía. El basha, furioso, publicó un edicto exiliando a Karam del imperio y Karam se estableció en Turquía de 1861 a 1864, con la consigna de que mientras él permaneciera fuera de Líbano el pueblo tendría un mejor trato. En 1864 Daoud Basha renovó su cargo por un lapso de 5 años y Karam retornó a Zgharta donde fue recibido como héroe nacional.

 El pueblo lo apoyó en sus siguientes pretensiones: 1. Fin de toda injerencia extranjera en Líbano. 2. Abolición del 'Mutassarafiya y de la doctrina que prohibía la independencia libanesa. 3. Terminar con los impuestos y los tributos altos. 4. Abolir el encarcelamiento sin acusación y juicio. 5. Expulsar a las tropas turcas regulares estacionadas en todo el monte Líbano. Como respuesta, la presencia de tropas turcas se incrementó y una nueva Constitución fue introducida por Daúd Basha, so pretexto de que los libaneses eran incapaces de mantener la paz. El patriarca maronita imploró aceptar los pedimentos de Karam y liberar a los presos políticos detenidos sin acusación. 

El gobierno de Daúd Basha rechazó tales súplicas y la situación pasó a una confrontación mayor. Hubo muchas batallas, como la de Maameltain en enero de 1866. Karam asistía a una misa en la iglesia de Doumit, cuando tropas de Turquía lo atacaron. Ayudado por aldeanos de pueblos vecinos, las derrotó y escribió a los gobiernos europeos explicando la situación y reclamando que defendieran los derechos de su pueblo para gobernarse a sí mismos. Daúd Basha decidió aniquilar a Karam y asestar el golpe final al nacionalismo que había propagado, para lo cual instruyó a su comandante militar, Amín Basha, para tener una reunión con Karam con la presencia del Arzobispo Maronita, Karim Saddah y en ella exigirle lealtad. La reunión fue el domingo 28 de enero de 1866 y Karam dijo que sólo aceptaría la demanda si revisaban su pliego petitorio.

 Mientras se reunían, Turquía avanzó a sus tropas y el encuentro abortó al darse una violenta batalla. 800 libaneses chocaron con miles de turcos y los derrotaron, victoria que los condujo a otras. Karam nunca perdió con los otomanos. Luego marchó a la casar del gobernador, lo expulsó e instaló un gobierno nacional. Miles de personas se le unieron y Daúd Basha huyó a Beirut donde se reunió con embajadores europeos pidiendo su apoyo. Éstos dijeron a Karam que se opondrían a todo gobierno que formara. El embajador galo le ordenó Karam, a nombre de Napoleón III, salir de Líbano para brindar al pueblo garantías de seguridad e implementar las demandas nacionales. Karam rehusó pues dejaría el bienestar de su gente en total riesgo. Fue presionado y el jueves 31 de enero de 1867 dejó el país a bordo un barco francés que lo llevó a Argelia. Recorrió capitales europeas para explicar la aflicción libanesa y enfatizo su deseo de vivir en un estado libre, para el cual pidió cinco millones de francos. Como garantía de pago ofreció hipotecar propiedades muchos libaneses motivando a los franceses a invertir en minas de carbón y en una red ferroviaria.

 El 7 de abril de 1889 Karam murió de un ataque cardíaco en Razinia, Nápoles, Italia

 Sus últimas palabras fueron: Dios... Líbano. Fue enterrado en un templo privado con esta leyenda: Este es el lugar donde descansa Youssef Boutros Karam, el Príncipe de Líbano. 

En septiembre de 1889, su cuerpo fue llevado a su villa natal, Ehden, y enterrado en la iglesia de San Jorge. En septiembre de 1932, una estatua de Karam montado en su caballo, se erigió en su memoria. Sus acciones e ideales siguen inspirando a las generaciones posteriores en la búsqueda de un Líbano libre, soberano y verdaderamente independiente. 

Escrito por  Antonio Trabulse Kaim.

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From: marioenrique, 1 hour ago