3/29/2010
A 28 años de aquel 30 de marzo de 1982
El 30 de marzo fue un vendaval. Miles y miles de trabajadores en ese día de 1982, expresamos el repudio a la dictadura militar por las calles de la ciudad de Buenos Aires. No esperábamos ni tanta gente ni tantos palos cuando enfilábamos para Plaza de Mayo. Era cierto, la dictadura ya venía en caída, y el año anterior probamos lo que significaba ganar las calles, cuando Saúl Ubaldini encabezaba nuestra columna en la llegada a San Cayetano el 7 de Agosto de 1981; trataron de frenarnos en la cancha de Vélez Sársfield, pero se terminó doblegando a la fuerza policial.
Por eso, otra cosa distinta sería Plaza de Mayo: el mayor símbolo del poder del pueblo en la historia y la cultura nacional.
Cuando se tomó la decisión de marchar aquel 30 de marzo en aquella reunión de la CGT Brasil, que desde 1980 había sido la referencia de todas las resistencias de los trabajadores, yo representaba a las agrupaciones gremiales peronistas, ámbito donde nos constituíamos para organizar la resistencia aquellos compañeros de sindicatos que se encontraban auto intervenidos por colaboracionistas al régimen. Fue impresionante y, como siempre, las imágenes que desde el poder tratan de recordarnos ese día están asociadas a la represión bestial.
Claro que lo fue, no sólo por la secuela de miles de presos en un solo día, sino también por el asesinato del compañero Benedicto Ortiz en Mendoza.
Siempre tienen que mostrar lo que nos debilita. Lo que oculta el poder popular. Y eso, no debe saberse. Como con las fotos, las palabras y las imágenes de ese 30 de marzo: sólo quieren que veamos la represión; como en la única foto que quedó en todos los archivos, pero, como en aquel día, hay otra realidad que descubrir y amar hasta enorgullecernos.
Otra cosa fue lo que yo ví y viví, ese día: la solidaridad de la gente, que nos abría la puerta de los edificios, para “guardar” a los que quería “cazar” la cana, la solidaridad y acción en cada comisaría, entre los presos, o la de los abogados o los de derechos humanos. Como siempre recuerda Nora Cortiñas, de Madres, que a pesar de todos los prejuicios con los que habían querido dividir a los organismos y los trabajadores fue recibida, con el fervor y el apoyo de todos, cuando reclamaba libertad.
Muy distinta, también, son las fotos que me quedaron a mí, en la memoria o en la piel: la columna que formamos en las avenidas Belgrano y 9 de Julio, con Saúl, Ricardo Pérez, Godoy y tantos otros a la cabeza que con la consigna Pan, Paz y Trabajo, iba camino de adueñarse de la Plaza.
La tenían que parar, como fuera, pero ya los días de la dictadura estaban contados. Y pensar que hay algunos que creen y siguen repitiendo como loros las palabras del periodista Bernardo Neustad que la dictadura se acabó porque los militares perdieron las Malvinas. Es cierto, eso apresuró la caída (casi huída), pero lo que los derrotó, fue la resistencia popular de todos esos años, que tuvo sus formas, sus métodos; jalonado, edificado, en tantas y tantas luchas ocultas.
Nuestra clase, la clase trabajadora, fue la destinataria del golpe, por eso pudimos presentarnos ante el juez Baltasar Garzón, en España, y demostrar que el 67% de los desaparecidos eran trabajadores y la mayoría de los mas de 100.000 presos legales o ilegales, los exiliados o los más de medio millón de delegados, activistas o trabajadores despedidos o prescindidos de sus trabajos.
Aquel 30 de marzo tuvo sus antecedentes en los primeros paros contra la dictadura y la política económica. Fueron paridos en 1976 y en 1977, a pesar de haber sido secuestrados y reprimidos, a pesar del culto a la muerte profesado por los personeros de la dictadura. En los distintos sectores de trabajo se empezó la resistencia, además de las tareas de sabotaje realizadas una y otra vez.
Pero va a ser después del primer Paro Nacional, el 27 de abril de 1979, convocado por la “Comisión de los 25” que se irá incrementando la lucha y la resistencia. No hay como tener un horizonte nacional para proyectar las luchas sectoriales o territoriales que culminarán en aquel 30 de marzo del 82.
Un texto de Victor De Gennaro- CTA
Nota del blogger: Gracias al compañero Abel que nos recordó aquella histórica movilización de los trabajadores a Plaza de Mayo, reproducimos un extenso párrafo del texto escrito por Victor De Gennaro. Todavía tengo grabada en mis ojos la feroz represión de una dictadura en terapia intensiva en aquel día de lucha de las organizaciones de trabajadores. A pocos metros vi caer al trabajador que ofrendó su vida en esa jornada; su cuerpo quedó largo tiempo tirado sobre avda de mayo entre perú y bolivar. Entre un agrio olor a gases lacrimogénos lanzados por la policia montada en motos que rastrillaban la plaza y la avda de mayo reprimiendo a los manifestantes...un recuerdo triste de aquellos años tristes en la Argentina...
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