Un Brasil mejor
Fernando Henrique Cardoso Sociólogo y escritor. Ex presidente de Brasil (1999-2003)
Acabo de leer un libro que debí haber leído hace mucho tiempo. Se llama El árbol de Guernica y fue escrito por el periodista inglés George Steer, que acompañó la invasión del País Vasco por las fuerzas falangistas, alemanas e italianas.
Describe admirablemente bien lo que llamó la primera guerra moderna, con la población civil masacrada por los bombardeos aéreos para desmoralizar la resistencia de todos, tropas y pueblo. Son notables la minuciosidad de las descripciones, el valor y la honestidad intelectual del autor, que acusa, ya en su época, a los fascistas por el bombardeo de Guernica y de tantas otras ciudades pacíficas.
Pero también llama la atención el modo directo con el cual Steer acusa de omisión, incompetencia y casi traición al estado mayor de las fuerzas republicanas, que fue incapaz de respaldar y levantar la moral de los valientes combatientes vascos. Por más que estos se esforzaran, sin un comando unificado y competente, capaz de darles un objetivo de victoria, la derrota se fue dibujando en el diario transcurrir de las refriegas.
Sin suscribir la famosa frase de la política como continuación de la guerra por otros medios, no hay duda de que en las disputas políticas, el punto de aglutinación de la militancia y, más tarde, de los electores, depende de la competencia del estado mayor de los partidos para expresar la unidad de comando, tener objetivos claros y ser capaz de alentar a los que luchan por la "causa". (...)
Por último, una referencia a una cuestión del método. El pueblo ya se cansó de escuchar a los políticos. La oposición no puede limitarse al Congreso nacional. La política contemporánea requiere de una combinación de medios con la acción directa. No para inculcar en los oídos de los ciudadanos los desatinos que ya no quiere oír, sino para escuchar dónde aprieta el zapato y redescubrir lo que hay que hacer, juntándonos en las múltiples percepciones y acciones que ocurren en la sociedad.
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