
Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931) siempre recuerda lo mal que lo pasó. Las pérdidas. Los desengaños. La transición que vivió con tristeza después de la dictadura.
Cuando yo tenía catorce años
me hacían trabajar hasta muy tarde
(...)
Veinte años.
He sido
escarnecido y olvidado.
Ya no comprendo la noche
ni el canto de los muchachos sobre las praderas.
Ahora no se puede quejar. Tarde, como siempre, pero llega.
Antonio Gamoneda recuerda y cuenta su alejamiento de la poesía social. "La poesía era mediática. En la poesía había que hablar para denostar o para alabar al que mandaba, había que hablar de las guerras... era informativa".
Ahora la batalla está en otros soportes.
"Esa poesía es necesariamente informativa, mediática; sabéis que se decía en los atrios, en los salones: información; y ahora qué coño falta hace con esos aparatos, las redes de no sé qué, los periódicos... se podría hacer ahí una cosa perfectamente combativa, es ahí donde debo hacerla, donde puede tener eficacia; que coño de arma cargada de futuro va a ser un poema que leen doscientos".
Gamoneda es poeta de versos claros y de entrevistas contundentes.
AMOR
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
ESTAR EN TI
Yo no entro en ti para que tú te pierdas
bajo la fuerza de mi amor;
yo no entro en ti para perderme
en tu existencia ni en la mía;
yo te amo y actúo en tu corazón
para vivir con tu naturaleza,
para que tú te extiendas en mi vida.
Ni tú ni yo. Ni tú ni yo.
Ni tus cabellos esparcidos aunque los amo tanto.
Sólo esta oscura compañía. Ahora
siento la libertad. Esparce
tus cabellos. Esparce tus cabellos.
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