10/19/2006

20 de octubre: maratón de lectura


INFORME DE HORIZONTE EDUCATIVO:

El 20 de Octubre nuevamente nos convocamos: padres, alumnos y docentes para promocionar la lectura en nuestros niños y jóvenes. No quisimos dejar pasar este dia sin aportar un valioso articulo sobre el tema. Aca va para todos los ciber-lectores:

Leer o no leer, esa es la cuestión, tal como lo dice Pennac en su obra Como una novela. No es un robo – sí una relación intertextual – con la famosa frase de Hamlet de Shakespeare sino el comienzo de una preocupación que tengo: que mis alumnos lean.

Lo primero que me interesa analizar es qué sucede hoy con la lectura. Inmediatamente me viene a la cabeza un hecho que ocurrió el año pasado, en unas jornadas sobre Didáctica de la Literatura en el IES N° 1 donde presentamos, con una colega, un trabajo. Cuando ella arrancaba con la lectura de la ponencia dijo: "Enseñar literatura". Sin darme cuenta la interrumpí – siempre lo hago pero por suerte nos queremos y esas cosas a veces se perdonan- y le pregunté ¿se enseña la literatura? Ahí comenzamos con un largo diálogo entre ambos y con la participación de los estudiantes. Finalmente leímos nuestra ponencia (o mejor dicho hicimos un resumen de ella por el tiempo que nos habíamos tomado) que precisamente trataba sobre la relación de la literatura con el cine, es decir con otro texto en el sentido bajtiniano del término y no llegamos a ninguna conclusión más que el hecho de pensar que no sabemos si se puede enseñar literatura pero sí se puede enseñar – mediante el ejemplo – a amar la literatura y a sentir pasión por leer.

Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la lectura, derivadas todas ellas de la lectura del texto de Pennac, bibliografía que descubrí el año pasado en la materia "La escuela como organización" que dictó la Dra. Inés Dussel en el marco de la Maestría en Educación de la Universidad de San Andrés.

Aunque pueda parecer contradictorio hoy en la escuela se lee menos –aunque muchos se rasguen sus vestiduras o digan lo contrario- pero los alumnos leen más a pesar del dolor que esto le genere a muchos. Pennac en un reportaje sostiene "en 2005 se lee más que en 1905 ó 1955". Lo que sucede es que hoy la lectura es funcional, imprescindible para sobrevivir pero contrariamente, se puede afirmar que en las escuelas argentinas hoy se lee menos (y posiblemente también la calidad de las obras literarias sea menor si nos atenemos a los cánones tradicionales que rigieron la enseñanza de la literatura en nuestra historia).

Estas consecuencias de los consumos de lectura afecta a la escuela pues ella "es una institución creada alrededor del libro y para promover prácticas de lectura y escritura centradas en él" (Alvarado:2004, 17). Pero quién es responsable de ello. ¿es la televisión, es Internet, es el cine, son los video-games? No hay un responsable único pues una problemática de este estilo no puede analizarse desde el paradigma de la simplicidad sino que intervienen en ella una serie de actores y de factores que trabajan para alejar al alumno de la lectura de los libros.

Hoy los medios de comunicación y las TIC (nuevas tecnologías de la información y de la comunicación) están presentes y no se las puede dejar de lado sino que se debe ampliar el concepto de lectura y promover entre otras la lectura semiótica de los mismos. Como señaló Manuel Gomba (1997) "la escuela, en función de la omnipresencia de los medios de comunicación que universalizan los principios de la cultura hegemónica, debe cumplir una clara función de contraste, de interrogación, que busque provocar la reflexión y facilitar los procesos individuales y grupales de reconstrucción racional de la experiencia y del pensamiento". Como dije antes, desde esta postura, la escuela debe enseñar a leer y no sólo textos (si por éstos entendemos sólo a los libros) y más allá de que nos duela pues la tarea es enseñar a leer la multiplicidad de mensajes que recibimos diariamente.

Por supuesto que acompañando esto hay que revalorizar el lugar del libro. Lo ideal sería que no sonara utópico que un alumno pudiera volver a pensar algo del estilo de este pensamiento de Jorge Luis Borges (1995: 9) quien dijo: "De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación". Como lo sostienen Carboni y Gándara (2000), tal vez la cita de Borges pueda parecer elitista pero más allá de cualquier apreciación personal, y sin restarle la importancia a la lectura de los medios, la lectura del libro posibilita poner en juego otras competencias que no están presentes en los textos presentados en otros formatos y además, puede ser la más simple (junto a la de cualquier letra impresa, no la que enfermó a Alonso Quijano, sino la que nos rodea en los libros, revistas, diarios y periódicos).

Desde el Estado nacional, centrándonos estrictamente en el tema de la lectura, al elaborar los CBC se dejó en claro que el objetivo fundamental es el de formar lectores "inteligentes, voluntarios, habituados a leer, críticos y autónomos, que experimenten el placer de leer e incorporen la lectura a sus actividades cotidianas" (CBC: 31). La actividad no parece fácil y el desafío parece igualmente ambicioso.

Luego de la lectura de Cómo una novela de D. Pennac he pensado en un nuevo decálogo. Este nuevo decálogo que pensé (y que en parte tomé prestado de Pennac y de otros que forman parte de mi biblioteca mental) implica para el docente cambiar la concepción sobre la lectura. Pero no sólo para él sino también para las escuelas, los supervisores y los padres. En éste, los derechos y deberes de todo lector en potencia son:

1. Tienes dos derechos fundamentales: a leer y a no leer. Creo que esta idea completa la propuesta por Pennac pues al tener derecho a no leer, implícitamente se está estableciendo que sí se tiene el derecho a leer. Creo que esa libertad puede llegar a funcionar como el darle al otro la posibilidad de que decida por sí mismo pero al enunciarlo, creo que le puede hacer pensar ¿por qué será importante leer? ¿qué podría yo conseguir si leyera? Tal vez al trabajar con este derecho, el alumno puede llegar a leer y tal vez a pensar algo como lo que dijo Borges "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído". Sólo llegará a enorgullecerse de lo que ha leído una vez que ha utilizado su derecho.

2. Tienes el derecho a disfrutar de un canon heredado, herencia que podrás aceptar o no, sólo después de haber leído y sin importar en que momento de tu vida lo hagas. Creo que nosotros, en tanto guardianes de la función arcóntica de la que hace referencia Frigerio debemos darle a los estudiantes la posibilidad de que quieran o no heredar ese canon universal. A partir de la aceptación de esta herencia, se verán en la obligación de cuidar el legado y de dejarlo en herencia a las generaciones futuras.

3. Si bien tienes el derecho a no leer debes saber, antes de apresurarte a no hacerlo, que puedes leer cualquier cosa y no sólo un libro. Aquí, instauró como un nuevo derecho el que el estudiante lea cualquier cosa, no sólo un libro. Siguiendo a Pela Borrero (2003) es importante "reconocer la validez de otras lecturas: la lectura en voz alta o en grupo; la lectura de pantallas, la lectura de imágenes, de sonidos, de otros códigos diferentes al de la palabra, la lectura lenta, la lectura moviendo los labios". En todos los casos es importante leer, más allá de lo que se lea, pues de esa forma estaremos ampliando las capacidades y ensanchando en horizonte cultural.

4. Saber que la lectura de un libro puede ser abandonada. Cuando era adolescente, recuerdo haber comenzado a leer y abandonar en las primeras páginas el libro La estrella del sur de Julio Verne (sin entender cómo un excelente autor había escrito algo tan aburrido) y más tarde – en la época del profesorado- el sufrimiento que me generó la lectura de La colmena de Camilo José Cela (libro que llegué a usar como un somnífero para mis noche de insomnio). Cuando cometí la imprudencia de comentárselo a la profesora de Literatura Española II me dijo que yo no estaba preparado para leer otra cosa que "el Isidorito". Mi respuesta fue sencilla: le conté de mi lectura del Quijote siendo niño y de mi placer siendo adolescente al leer Ana Karenina o La Guerra y la paz de Tolstoi (ese simple comentario creo que le sirvió para darse cuenta de que no era tan mal lector). No recuerdo en estos momentos qué autor sostiene que la lectura puede ser abandonada pues nosotros no estamos preparados aun para esa lectura (al contrario de lo que comúnmente se dice "ese libro no es para mí" el propone la frase yo no soy para ese libro, o al menos por ahora). Ese picoteo que puede llegar a generar el comenzar a leer y abandonar creo que cumple la importante función de que el lector en potencia vaya descubriendo distintas literaturas, distintos autores y que vaya de esa forma optando por estilos y géneros.

5. Derecho a elegir el texto. Una de las principales premisas debe ser: Basta ya de bibliografía obligatoria. La literatura es un mundo tan amplio que ella posibilitará la entrada a un mundo maravilloso. Adolfo Bioy Casares, en la edición de Colihue de su obra La invención de Morel pide que ese libro nunca sea una lectura obligatoria en las escuelas (aspecto que no se tuvo en cuenta pues la misma edición está destinada a ese objetivo). Lo ideal creo que sería no prescribir lecturas que limiten la libertad de los lectores para emprender su propia búsqueda por los laberintos de los libros, por esos laberintos borgianos de los cuales uno conoce el punto de partida pero no el punto de llegada, pues la literatura es la invitación a andar un camino pero sin saber adónde se puede llegar. Todo libro que elijamos nos propondrá una aventura, y es posible que en ella no nos vaya del todo bien pero sin embargo formará parte de nuestra experiencia de vida de lector.

6. No caer en el lugar común que consiste en opinar de aquel libro o texto que no has leído ni tampoco de los autores. En realidad tendríamos que ser más extensivos y no deberíamos opinar sobre lo que no conocemos en ningún orden de la vida. En lo estrictamente literario habría que intentar curar a las personas de esa enfermedad –a la cual habría que darle un nombre– que consiste en decir sin haber leído (ni siquiera unas pocas páginas) "Cortázar es difícil", "Borges no es para cualquiera", La tempestad de Shakespeare es aburrida" o "Pedro Páramo es difícil de entender".

7. Podrás leer sólo o acompañado. Sí, para la lectura no hay, en primer lugar un espacio físico determinado que no es uno sino múltiple pues se puede realizar en el aula, en el patio, en tu cuarto, en la cocina o debajo de un árbol, y al mismo tiempo hay otros espacios que tiene que ver con lo público y lo privado. El primero de ellos cuando se lee delante de los otros y el segundo, en la soledad física (digo soledad física y no la generalizo diciendo del hombre pues a pesar de estar sólo paradójicamente está acompañado de un libro, de un autor y de toda la cultura que el mismo sustenta). Al decir esto me viene a la memoria una frase de Luis Iglesias (*) quien dijo: "Es necesario comprender bien que en cuanto a los libros para la infancia los hay que son para ser leídos en voz alta, entre niños y los otros libros, los que son gustados en la intimidad, los que ellos han de gozar en un rincón, los que leerán con fruición incontenible, abrazados a ellos, abrazados a ellos".

8. Debes saber que al ingresar al mundo de la ficción nunca lo podrás abandonar. Como dijo José Martí (*) "saber leer es saber andar" y en este andar, la lectura de la ficción o de la no ficción ayudará al estudiante a comenzar un camino, a andar por mundos posible –al menos en la mente del autor y del contrato del mismo con el lector-, a pensar en aquellas cosas que otro soñaron y pensaron, y que tuvieron la posibilidad de escribir. Gracias a ella, se comenzará a relacionar con personajes, se emocionará cuando regrese derrotado Alonso Quijano a su hogar, se reirá cuando… Gracias a este nuevo mundo, el de la literatura, el estudiante irá transformándose en un lector experto que activará con la lectura sus conocimientos previos respecto de la existencia de diversos tipos de textos, formatos propios de cada texto, soportes, paratextos, contenido genérico de cada tipo textual y características de las tramas. Frank Smith (1983) denomina a los conocimientos letrados "información no visual", es decir la información que está en el lector y no en el texto. Al mismo tiempo se irá dando cuenta de esa frase de Italo Calvino (*) "Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será".

9. Comprenderás que existen distintos niveles de lectura y que en ellos es fundamental tu interpretación, tu opinión. Considero que este mandamiento es importante pues le da al lector (ya sea un niño, un adolescente o un adulto) la posibilidad de ser-él-frente-al-libro, con sus ideas, sus interpretaciones, sus hipótesis de lecturas que lo guían durante la lectura y que después de ella podrán ser o no corroboradas. Tal vez este sea uno de los aspectos más difíciles para nosotros, los docentes, pues significa que no tenemos que pretender que los libros tengan un significado único para todos. El significado es lo que resulta del encuentro del lector con el texto y, si no hay un lector igual a otro, tampoco podrá haber lecturas iguales. Por supuesto que existen críticas, interpretaciones hegemónicas, pero no son más que eso, interpretaciones. Con este punto recuerdo algo que me contó una amiga que tuvo como profesor de Literatura Alemana a Jorge Luis Borges en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Él nunca daba para leer un análisis de una obra literaria y odiaba que en un examen un estudiante le hablara sobre tal o cual interpretación. Su pregunta más común era ¿usted qué cree? ¿qué le gustó? ¿por qué habrá sucedido esto? Me interesa citar a un autor que se relaciona con este principio. Kenneth Goodman (1986:12) propone un modelo teórico al que denomina "perspectiva transaccional psicolingüística" y sostiene que: "el escritor crea un texto para transmitir un significado; pero el texto nunca es una transmisión completa del significado que quiere expresar el autor y mucho queda librado a la suposición del lector. La comunicación humana nunca es perfecta y ello se debe a que lo que los lectores o los oyentes comprenden depende igualmente tanto de lo que ellos mismos aportan a la transacción como de lo que el autor aportó a su texto. El significado está en el lector y en el escritor y no en el texto. El escritor construye un texto con un significado posible que será utilizado luego por los lectores para construir sus propios significados. La efectividad de la lectura consiste en extraer el sentido de lo impreso, no en identificar correctamente las palabras".

10. No destruirás un libro. Si bien éste puede no interesarle a un determinado lector, por el 1° mandamiento del decálogo en el cual se establece que cada persona tiene derecho a leer o a no leer, no se debe destrozar aquello que puede ser útil a otra persona que también se enfrenta con la aventura de leer.

Creo que de esta forma se logrará un buen lector, que sea a su vez conocedor del entorno cultural. Pero este conocer no será un simple conocer sino un conocer dándose cuenta. ¿De qué de be darse cuenta el lector alumno? Básicamente de que un texto literario le permite volar, crecer, que admite diversos niveles de lectura, desde el simple entretenimiento hasta la representación y confrontación de la propia experiencia y la adquisición de conocimientos específicos del texto ficcional y estético, y que la comprensión y el posterior disfrute del texto literario será acorde con la competencia cultural desarrollada (a más lecturas, mayor conocimiento y mayor competencia cultural).

Referencias bibliográficas:

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BORGES, J. L. (1995). Borges oral. Buenos Aires: Alianza Editorial.

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From: marioenrique, 1 hour ago