8/10/2006

Crónica de la desmemoria: La masacre de Plaza de Mayo-16 de junio de 1955


CRONICA DE LA DESMEMORIA
La Masacre de Plaza de Mayo (16 de Junio de 1955)



En una jornada cargada de eventos y presentaciones de libros nos dirigimos al segundo piso del Centro Cultural Universitario, sala B, a escuchar el relato estremecedor de Gonzalez L. Chaves en la presentación de su libro “La Masacre de Plaza de Mayo”.

Pero ¿de qué masacre hablamos?. Y se nos viene a la memoria (tan frágil en los argentinos) el 20 de diciembre de 2001. La caída de De la Rúa. Los muertos de la represión policial de esa triste jornada. No señores, no es esa masacre; la Plaza tiene su historia. De alegrías y pesares; de grandes epopeyas populares y resistencia de bizarras madres del dolor.

Y Gonzalo Leonidas Chaves nos remonta en su investigación a los sucesos del 16 de junio de 1955: el bombardeo de Plaza de Mayo por aviones de la Marina y la Fuerza Aerea (¿el bautismo de fuego?) contra la Casa Rosada, la CGT, el Departamento de Policía y la Residencia presidencial de Agüero y Libertador. Objetivo: matar a Perón; muerto el perro se acabó la rabia decían los complotados.

La Masacre de Plaza de Mayo es mucho más que un testimonio estremecedor: es la reparación de un olvido maliciosamente perpetrado por una historia oficial experta en cultivar la desmemoria. No por casualidad el cruento ataque a una ciudad abierta, sin que mediara guerra civil o convencional, fue hasta este momento el gran ausente de la historiografía argentina, nos dice Miguel Bonasso en la contratapa del libro.

Chaves, apasionado, prolijo en su relato nos adentra en los entretelones del complot de un grupo de oficiales argentinos, secundados por civiles, que los llevará a cometer un crimen de lesa humanidad, al que podemos comparar al bombardeo en 1937 por la Legión Condor (franquista) de la ciudad de Guernica durante la guerra civil española.

Los simples datos de la masacre (350 muertos y más de 2000 heridos) hubieran bastado de sobra para que el bombardeo de Buenos Aires fuera materia central de numerosos trabajos. Si no lo fue, nos dice Bonasso, es en gran medida porque la clase que perpetró la agresión no suele hacerse cargo de sus crímenes.

El ocultamiento, la desmemoria y la estrategia de la inversión de la culpa, fueron politicas para que los responsables y las victimas se borraran de la memoria histórica de los argentinos.

Hoy, que nuestra sociedad se despierta de un largo y silencioso periodo, empezamos a recuperar la memoria. Es decir, empezamos a relatar nuestras historias, la historia de la gente, sin miedos ni temores; y aquellos fantasmas que tanto tiempo anidaron en los meandros más reconditos del alma de hombres y mujeres comienzan a corporizarse en textos y relatos para las generaciones futuras.

Gonzalo Chaves no es ciertamente un observador neutral, sino un protagonista de ese ciclo que arranca el 16 de junio y alcanza la cota más alta y trágica con la generación del setenta. Nacido en la ciudad de La Plata en 1939, inició su militancia política en la Juventud Peronista, trabajador telefónico y miembro de Montoneros en la década del 70. Durante los años del proceso vivió parte en la clandestinidad y parte en el exilio. Actualmente vive y trabaja en la ciudad de Dardo Rocha.

Por primera vez en casi medio siglo el bombardeo del 16 de Junio de 1955 es materia de un libro. En un país cultor por muchos años de la desmemoria, hoy damos la bienvenida a este baño de recordación y justicia: para los 350 muertos y más de dos mil heridos de esa jornada aciaga, prolegómeno de una tragedia mayor, que pocos meses después se abatiría sobre la sociedad argentina.

Con paso ligero y en una noche gélida tandilense, nos despedimos de nuestro escritor, recordando aquel pensamiento del Gral Perón de que los pueblos que olvidan su pasado lo repetirán trágicamente.

Desde la feria del libro escribe: Mario Enrique Abait

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