Chango, io me gasto sesenta pesos por día
“Che chango, son la una treinta y io tengo un hambre ya bárbaro y se va cerrar todo, ¿no querés ir a comprar algo vos?, pregunta el hombre en su Scania a otro camionero en la vereda de en frente, cuando eran casi 13.30 del fin de semana, mientras pasan las horas y los días para descargar su cereal.
El celular es su gran aliado y la charla se interrumpe porque llama primero su esposa, luego uno de sus hijos y por la posibilidad de un nuevo trabajo, cuando éste viaje finalice, aunque este viaje que comenzó hace tres días todavía no se sabe cuando termina.
-Desde qué edad andás en la ruta, preguntamos.
Io?, desde los 16, toda mi vida, nos dice y durante media hora recorremos con él las radios que frecuenta y va escuchando, la música que prefiere, los humoristas que lleva grabados y las voces que se le van siendo familiares y por momentos le tomamos el pulso al país.
“Todos los trabajos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, es dura la vida del camionero, hermano”, reflexiona.
“Siempre el furor es cuando empieza la cosecha gruesa, pero a nosotros allá en norte no tenemos quien defienda nuestros precios, chango!!”.
Le decimos que hemos escuchado quejas en la zona porque bajaron las tarifas, pero él dice que “acá en el sur” siguen siendo mucho mejores y nos da detalles de lo que pasa a colegas “de aiá en el norte”:
Acá por
- ¿En qué provincia vivís?
- En Santiago...
- ¿Qué es lo que más producen allá?
- Muchas cosas producimos los santiagüeños. Algodón, sandías, cebolla, todo por riego, che. Alfalfa, agricultura, con la soja que copó todo en los últimos años.
- ¿Y por qué ustedes cobran tan poco?
- Porque los argentinos somos desunidos y el que está allá arriba, en una oficinita, te embroma siempre. Mirá lo que te cuento y no es cuento, es la pura verdad, hermano. Un colega viajó de Charata, Chaco a Rosario, que son como
Los precios de sus amigos distan de los que dice el texto que entregan en la ruta
Los puertos de Rosario, Puerto San Martín, Puerto Alvear pasaron a ser parte de su paisaje natural, que se suma a los viajes “al sur” cuando le surgen a Pergamino, a Bolívar, a 25 de Mayo o Chacabuco, siempre listo para seguir trabajando para los críos.
Una de las tantas historias de
La gente que hace el país. Nuestro país.
Fuente: Revista Renovación (de Carlos Lance)
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