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Por Patricia Salazar, corresponsal de El Tiempo de Colombia en Berlín, Alemania.
El llamado fue hecho el sábado desde París por los jefes de gobierno de Francia, Reino Unido, Italia y Alemania, quienes pidieron que se celebre "lo antes posible". Nicolas Sarkozy, Gordon Brown, Silvio Berlusconi y Angela Merkel también pactaron que ayudarán a cada banco europeo en problemas, castigarán a los responsables de cada crisis y construirán "un nuevo marco de supervisión exhaustivo" para vigilar a todos los actores del sistema financiero. Durante toda la semana, Estados Unidos no solo ha sido señalado como responsable de la presente debacle, sino que varias voces han preguntado si el modelo capitalista de ese país debe seguir liderando las finanzas del mundo. A la vez que se exaltaban la superioridad y estabilidad de la “economía social de mercado” a la europea. Un sistema “desquiciado” Tras la quiebra de Lehman Brothers, tanto el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como el primer ministro británico, Gordon Brown, pronunciaron emotivos discursos en los que fustigaron "la conducta irresponsable" de Estados Unidos frente a las gigantescas especulaciones de su banca y formularon, cada cual a su manera, los correctivos a los que tendría que ser sometido el sistema financiero mundial. El mandatario francés exigió que los "responsables primarios de la crisis sean castigados" y prometió que en su papel de presidente de turno de la UE hará todo lo que esté a su alcance para lograr "una recomposición del sistema financiero" de E.U., al que calificó de "desquiciado". Por su parte, la propuesta del primer ministro británico es la de crear, a mediano plazo, pero solo luego de que los efectos de la actual crisis sean conjurados "un sistema regularizador global de la banca que repose en la ONU".
Pero las frases Sarkozy y Brown se quedaron cortas ante la demoledora ráfaga de recriminaciones y profecías lanzadas desde Alemania. "Que nadie se llame a engaños, el mundo no volverá a ser el mismo después de esta crisis. A largo plazo todavía no se pueden estimar sus efectos en la economía mundial, pero algo es seguro: E.U. va a perder su estatus de superpotencia y líder del sistema financiero mundial, gradual y progresivamente", se atrevió a sentenciar el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, en un discurso pronunciado en presencia de la canciller Angela Merkel y ante el pleno del Parlamento germano. "El nuevo sistema financiero resultante de estos profundos cambios será multipolar y en él tendrán tanta participación como importancia los bonos comerciales y fondos estatales de Asia y Europa", vaticinó Steinbrück, quien también recordó que la canciller Merkel ya había advertido, en la pasada Cumbre del G-8, sobre los peligros de la insuficiente regulación en E.U., pero que solo había recibido como respuesta las mofas del equipo anglosajón sobre la 'manía reguladora' germana.
"Hoy ese sistema insuficientemente regulado está colapsando, mientras que nuestro sistema de 'economía social de mercado' se presenta más robusto y confiable que el sistema anglosajón, donde la pauta siempre ha sido dejar hacer al mercado lo que se le antoje y convenga", afirmó el ministro germano, inaugurando, al ritmo de la crisis, una discusión sobre si lo que el mundo está presenciando es la última función del capitalismo a la 'americana'. Charles Grant, director en Londres del Centro para la Reforma de Europa, calificó esta y otras declaraciones de "espuma", pues a pesar de que haya cosas ciertas en las críticas que se le están haciendo al sistema de E.U., no es conveniente ni oportuno alimentar una "reacción contra el mismo sistema que ha asegurado la prosperidad económica europea por varias décadas". “No falló el mercado” En la misma tónica se pronunció el experto en finanzas Hermann Otto Sols, del Partido Liberal alemán: "No comparto la idea de que el mercado sea el que haya fracasado. Creo que estamos ante un fracaso estatal individual". Michael Krärke, profesor de Política económica de la Universidad de Ámsterdam, opinó que el fracaso del sistema financiero de E.U. no debe confundirse con el fin del capitalismo como sistema.
Es, más o menos, la tesis que está defendiendo Sarkozy, para quien "el mundo no está asistiendo a la última función del capitalismo, sino a la crisis financiera de un sistema que ha traicionado al capitalismo". | ||||||||||||
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