8/12/2007

Costa Rica: La poesía que enojó al presidente


Aunque el 25 de julio no se celebró en Nicoya, Guanacaste, el parque de esta localidad fue escenario de un pequeño acto en el que participó el presidente de la República, Oscar Arias.

Lineth Campos, de 12 años y estudiante de sexto grado en la escuela Zaragoza de Nicoya, proclamó una poesía que enojó muchísimo al Presidente y a los ministros que lo acompañaban.

Ante la gran cantidad de llamadas telefónicas de nuestros lectores, ubicamos al autor de tan polémica poesía para consultarle sobre la reacción del mandatario.

Alvaro Villegas es el Asesor Supervisor del Ministerio de Educación Pública del circuito 1 y quien escribió la poesía que “sacó de las casillas” al mandatario.

Según contó Villegas, el contenido de ésta es su sentir y el de todos los guanacastecos y aunque la poesía fue escrita en el año 2000 fue hasta ahora que tuvo la oportunidad de que se expresara ante importantes personalidades.


“No debió haberse molestado porque es la realidad que se vive en Guanacaste, las tierras ya no son de los guanacastecos; la drogadicción, la delincuencia, los asaltos y la contaminación de nuestros ríos es producto del desarrollo turístico.

Además, muchas comunidades ya no tienen agua porque se la han dado a los extranjeros que llegan aquí”, comentó.

El educador enfatizó que nunca quiso molestar al Presidente y a sus ministros, lo único que pretendió es que conozcan bien la realidad de Guanacaste.

Gritos de la pampa

De las bajuras vengo y traigo en el puro cacaste la cepa de nicoyano y el espíritu de Guanacaste.

Como llanero de cepa sé de angustias y tristezas, de la gente humilde de esta Pampa Guanacasteca.

Por los tiempos de julio me agarra la pensadera, si la mentada anexión no fue pura reculadera.

Es que la pura verdad, ya sin pelos en la lengua Guanacaste con todas sus grandezas, atilinta penas, miserias y tristezas”.

No soy montador, tampoco sabanero, arriao fui a la tapizca y a la socola como toro matrero, pero arrecho al café con tamal y a la cuajada con tortilla, ojalá saliendito del comal.

Pero, pa’que tantos brincos estando el suelo parejo, a lo que vine vine y a lo que voy voy.

Crecí, a orillas del río Tempisque, donde las aguas cristalinas inundaban los maizales y los arrozales, donde abundaba el cardumen de guapotes y barbudos.

Y al clarear la madrugada, se escuchaba el grito del boyero, acompañado del chillar de las carretas, que cargadas de arena, iban por el sendero.

El río, traía agua bendita y simbolizaba la vida del campesino guanacasteco, pero toda dicha se acaba, las voluntades se compran y por permisos oficiales, corren en el Tempisque aguas negras y agroquímicos.

Y en mal agradecimiento a la bondad de la madre naturaleza, destructivas maquinarias extraen la arena, estrechando en competencia sin igual, a los areneros artesanos y destruyendo la vegetación.

Cómplices los municipios, que callan la explotación desmedida, de las costas y de la fértil llanura. Sus silencios como el vuelo de mariposas, favorecen que las empresas turísticas y agrícolas, causen la destrucción del ambiente, que con fines de lucro y egoístas, alteran la vida de las familias guanacastecas.

Al atardecer, admiro la hermosura de la llanura. No soy bueno al pretal ni a la vaqueta, pero llevo sangre guanacasteca.

Clamo en estos versos, por la justicia social en mi tierra, tierra caliente con sabor a pampa, donde pocos tienen mucho y muchos no tienen nada, mientras los políticos amasan fortunas exageradas, jodiendo al pueblo con sus mentiras y marrulladas.

En noches de luna llena, con sentimiento añoro la melodía de la marimba, del juco y el quijongo, testigos mudos de las penas del guanacasteco, en las parrandas y coyoleras.

Y al amanecer, el grito del sabanero que iba de vaquiada, anunciando que ya empieza su dura jornada, para demostrar su destreza y bravura.

Y escucho el grito del Dr. Vargas, con cinco mil campesinos, rompiendo el silencio de la bajura, clamando por la confraternidad guanacasteca, en esta pampa, donde las costas y demás riquezas naturales, son acaparadas por los políticos y los inversionistas extranjeros.

Mientras tanto, vida dura como el corozo, lleva el legítimo criollo, el guanacasteco de cepa, que desde el alba hasta la puesta del sol, dobla su espalda en el jornal, con la esperanza de que sus retoños tengan un mejor amanecer.

Como cruel injusticia la pobreza golpea con fuerza en la provincia, desde la altura hasta la bajura y el pueblo la enfrenta con desesperación, abriéndole llagas de hambre en el corazón.

Que los proyectos turísticos, son la solución, dicen los gobernantes, que crecerá el empleo y mejorara la situación. Pero en este pueblo de paz y de trabajo, como plaga dañina, crecerá también la delincuencia y la corrupción.

Y pa’qué desarrollo turístico, si las empresas no son de los guanacastecos y si además a la mayoría del pueblo, no le sobra la plata, para fachentear como turistas en los hoteles cercanos al mar.

Guanacaste, Guanacaste, provincia que se anexó a Costa Rica por su propia voluntad, es un paraíso natural que despierta la codicia del imperialismo.

Antes el latifundismo, luego la explotación del criollo en las minas y haciendas ganaderas, ahora la explotación turística, absorbida por la inversión extranjera.

Guanacaste, mi tierra, tierra bañada en agua bendita por el Cristo de Esquipulas, La Virgen de Guadalupe y San Caralampio, tierra de hombres de trabajo, que con sudor han hecho florecer la pampa.

Por qué tienes que ser jineteada, si con tu anexión has engrandecido a Costa Rica; ampliaste su geografía, enriqueciste su folclor y das sustento a su economía.

Desde la anexión, recibes trato inmerecido, mancillándote en cada 25 de julio, con discursos floridos llenos de promesas y proyectos no cumplidos, mientras el pueblo sigue jodido viviendo en tugurios y empobrecido.

Despierta hermano guanacasteco, despierta tu espíritu indómito, suéltate el bozal, quítate la talmeca, demuestra tu coraje y altivez Chorotega, toma las riendas del potro chúcaro y domina el toro cimarrón del imperialismo, luego rájate tus bombas y retahílas, como un reto lleno de hombría y bailando alegres la yegüita, nos vamos a tomar chicheme a La Cofradía.

¡Hey, bajuras húmedas, carajo!

Viva Guanacaste, viva nuestra provincia.

Vivan los cantones de la altura y vivan los cantones de la bajura.

Marietta Espinoza

Fecha publicación: 27/07/2007

Diario Extra

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