7/09/2006

San Martin y el 9 de Julio: Declaración de la Independencia


CORRESPONDENCIA DE SAN MARTIN Y BELGRANO
“Director Pueyrredón se dirige al Congreso solicitando la aprobación de los ascensos conferidos por el capitán general San Martín después de la batalla de Maipú, a los coroneles Hilarión de la Quintana y José Matías Zapiola. Después de una campaña tan penosa como feliz, y a consecuencia del tiempo de armas de la Patria en las llanuras del Maypo”.
La pomposa y prolija caligrafía de esta misiva sorprende tanto como la excelente calidad de su conservación. Aunque algo amarillento, el documento aparece robusto en un compendio de correspondencia de la época, que está meticulosamente guardado en las voluminosas bibliotecas del Archivo Histórico bonaerense.
La “época” no es un momento cualquiera de la historia, sino uno de los más relevantes en la construcción de nuestra Nación. La carta tiene fecha 8 de mayo de 1818, 33 días después de la batalla de Maipú, y está dirigida al Congreso que dos años antes había declarado la Independencia en Tucumán. Luego se trasladó a Buenos Aires, donde continuó sus sesiones hasta el aciago año ‘20.
El papel, que forma parte de una colección de incalculable valor histórico, científico y comercial, no está perdido entre los más de 2 millones de documentos que hay en este archivo, en el segundo piso del Pasaje Dardo Rocha.
Unos volúmenes delante, con artesanal encuadernación cosida a la vieja usanza, asoma otro, que llama la atención y encierra una notable postal de aquellos días. El emisario es Manuel Belgrano y también está dirigida al Congreso, que hoy se recuerda con particular interés al conmemorarse los 190 años de la Emancipación.
“Oficio de Rondeau al Congreso manifestando elevar a dicho cuerpo las notas originales del general Belgrano y del gobernador de Córdoba, informando sobre la crítica situación en que se hallan por falta de recursos, 8 de julio de 1819”.

La caligrafía parece calcada, pero el contenido es disímil y mucho más gráfico de la ruptura económica que se produjo en ese entonces entre Buenos Aires, donde estaban el puerto y el dinero, y los valientes que luchaban en diversas latitudes.
Independentistas
“Básicamente San Martín, pero también Belgrano, fueron quienes más abogaron para lograr la Independencia. Ellos entendían que era un paso insoslayable que se debía dar, y que no se podía postergar más. San Martín sabía que su idea libertadora no podía ponerse en práctica si antes acá no se cortaban los lazos con España”, ilustra el profesor de historia de la UNLP Claudio Panella, desde hace una década director del citado Archivo, que es consultado por investigadores de distintos países.
Noemí Girbal, doctora en historia y una de las pocas mujeres investigadoras superiores del Conicet, durante 30 años docente en la Universidad local, recuerda “que San Martín y Belgrano querían una monarquía, lo que no constituye un hecho grave. Por eso no se debe ocultar, sino explicar por qué buscaban esa forma de gobierno, y no quedarse en la simple anécdota cuyo único fin es vender”.
Panella, que fue alumno de Girbal, acerca su opinión. Ellos “buscaban un gobierno central fuerte, atento a la diversidad geográfica que existía y a las tensiones internas del momento; creían que de esa forma podían contenerse. No hay que olvidarse de que Bolívar esgrime la misma idea, pero todos tenían como objetivo central la independencia”.
“No por creer que querían una monarquía -se explaya- se puede llegar a insinuar que eran ‘vende Patria’. Para ellos era la mejor forma; además, no se debe olvidar que habían estudiado en Europa. Los dos únicos indiscutibles de nuestra historia, desde cualquier óptica que se lo vea, son Belgrano y San Martín”, afirma, convencido.
Gabriel Ribas, profesor de Historia Argentina Contemporánea, coincide y refiere que es “bueno explicar que la salud de Belgrano era mala, que San Martín estaba enfermo, y leer los artículos de la época como si leyéramos un diario de hoy, donde se discutía si era conveniente una monarquía o una república”.
De carne y hueso
No ocultar hechos, aunque parezcan pocos simpáticos, y mostrar a los próceres de carne y hueso, es una de las premisas centrales de los historiadores consultados por este medio para recordar la fecha central del 9 de julio.
Aunque ese día no se terminaron los problemas. Por el contrario, comenzó un proceso de fuertes divisiones entre el interior y Buenos Aires que dieron lugar a rencillas de todo tipo, a guerras intestinas, fusilamientos y degollamientos, entre otras atrocidades.
“En 1816 -afirma Panella- no se resolvió la cuestión de fondo entre las provincias y Buenos Aires. En 1819, cuando se sanciona la Constitución unitaria, se caldea mucho más la situación, ya que ésta estipulaba que el Presidente elegía a los gobernadores. Lejísimo estuvo de pacificar el país”.
Antes del ‘20, el mismo año de los tres gobernadores en Buenos Aires y de la muerte en el olvido absoluto de Belgrano (estos dos hechos fueron el 20 de junio), el Congreso que había declarado la independencia ya era fuertemente cuestionado. Ese año se disuelve y se abre una nueva era en la historia de la embrionaria Nación.
Hoy, 190 años después, esas correspondencias, que orillan la anécdota pero pintan una pequeña acuarela sobre aquellos días, pueden servir para reflexionar sobre el valor que tuvieron esos hombres de carne y hueso que un día como hoy decidieron declarar la Independencia.

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From: marioenrique, 1 hour ago